Ahora que ya somos mayores y nos dedicamos a esto, sabemos que la magia que escondía esas gavetas no es más que un pequeño cajón desastre donde podemos encontrarnos casi de todo.
O eso, al menos, es lo que no dejan de recomendarnos entre anuncio de recorte y de recorte. Aunque mirándolo desde este punto de vista creo que me voy a tirar del carro en marcha.
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